Considero que un buen artista debería tener la capacidad de adaptar su trabajo a un presente siempre en movimiento. Es fácil entrar en una comodidad creativa una vez que los patrones se vuelven en formulas. ¿Pero qué pasa cuando hay ese atrevimiento de cambiar los patrones? Art G quizá tenga la respuesta…
Art G
Oriundo de la tierra de los suéteres de lana, Chiconcuac, Estado de México, Art G es un músico versátil empecinado en romper las barreras de diversos géneros, experimentando con su sonido incorporando elementos del hip hop, rock, metal, pop y ritmos latinos. Su sonido podría definirse cómo experimental: teniendo canciones desde dubstep, free jazz, trap, hasta trip hop, metal y salsa. La visión artística de Art G se basa precisamente en desdibujar los límites de la música creando mash ups únicos que resulten técnicamente interesantes, comercialmente disfrutables y sobretodo que tengan una historia que contar.
Llama la atención que estudiaste la carrera de derecho. ¿Cómo se dio ese cambio hacía la música,qué te llevó a tomar esa decisión?
Desde pequeño he sido melómano. Mis hermanas mayores me iniciaron en el mundo de la música. Toco la batería desde los 11 años y siempre ha sido la actividad que más me apasiona, pero al no tener un panorama claro y una visión de incertidumbre sobre la música, decidí estudiar derecho. Más que cambiar del derecho a la música, diría que el derecho fue una etapa muy necesaria en mi camino artístico.
Me gusta cuando dices que “limitarse” sería no poder contar ciertas historias, ¿siempre has tenido esa perspectiva?, ¿cómo llegaste a esa conclusión?
No, de hecho una visión que comprendí en mi inmersión general de la música. Desde los 9 hasta los 16 años fui completamente devoto al rock y metal. Al ingresar a la preparatoria, en el CCH Sur, conocí unos buenos amigos que me introdujeron en el maravilloso mundo del perreo y el reggaetón. Estuve particularmente interesado en ese género por las fiestas propias de la edad, sin embargo cometí el error de alejarme ahora de la música heavy que tanto disfrutaba. Poco a poco comprendí que cada estilo musical tiene su encanto, su propuesta y su espacio para ser disfrutado. Más tarde, en mi formación profesional, comencé a valorar muchísimo a los ritmos latinos por su gran riqueza rítmica y a la producción gigantesca que hay detrás de cada hit popero que se nos queda grabado. Fue a través de la experimentación y de abrirme a nuevos sonidos que he conseguido probar que todo puede servir para desarrollar la historia que quieres contar con tu música.
Dentro de tu propuesta podemos encontrar música instrumental, ¿por qué?
Soy un romántico empedernido cuando de música se trata. Recuerdo haber sentido una profunda nostalgia al escuchar “Electric tears” de Buckethead por primera vez, también una gran emoción al escuchar el solo de “Planet caravan” covereada por Pantera. Noté que las partes a las que más volvía, aquellas que me ponían reflexivo, las que que hacían contacto directo con una parte muy vulnerable de mi sentir, siempre eran las frases instrumentales. Esos pequeños puentes que hacen transición entre versos y coros, esos solos, interludios. El éxtasis se encontraba en los instrumentos que eran preparados por las repeticiones de la voz. Al ser un pésimo cantante, quise idear una propuesta que brindara esa misma preparación hacia el punto medular de la canción, sin incluir cantantes, en un inicio.
Respecto al tema de la música instrumental, ¿por qué crees que no hay tanto interés por el estilo? Históricamente ha sido así, pero me parece que hoy en día el público ha olvidado esa parte de la ecuación sonora
Creo que puede ser considerada música densa, tediosa y erróneamente “elevada”, es decir, que solo la disfruta gente clavada en el tema. Cómo bien lo mencionas, la música popular allá por los siglos en los que la gente se moría de gripe, solía ser compuesta e interpretada por eruditos que dedicaban su vida a hacer grandes piezas orquestales y a las que solo la burguesía tenía acceso. Al ser un arte que se estudiaba principalmente desde un contexto religioso, tenía muchos tintes etéreos y divinos. Sin embargo todos los humanos queremos disfrutar del arte y lamentablemente no todos tenemos la oportunidad de apreciar de la misma forma. Es por eso que música menos “rebuscada” fue adoptada por el pueblo para acompañar sus fiestas, sus sentires y pensares. Es así como hemos visto el nacimiento de géneros tan sabrosos como la salsa, el son, la cumbia, el rock, el metal, el pop y el reggaetón. Si lo analizamos desde esa óptica, cada grupo de personas han marcado la distinción entre música académica y música popular, que si bien hay géneros que coquetean con esa parte progresiva de la teoría musical, no rebasa el límite de música popular. Me gustaría lograr deslindar lo progresivo de lo instrumental y que este tipo de música también pueda ser considerada un hit comercial. No pienso que uno esté peleado con el otro.
Tú mismo compones y produces. ¿Qué es lo más complicado y cuál es la parte que más disfrutas del proceso?
Lo que definitivamente se me complica más es la parte técnica de la producción. Cuestiones de mezcla, masterización y procesamientos es lo que me parece súper complejo y a lo que busco ponerle mayor empeño y tiempo cada vez. La parte que más disfruto y que más me emociona es conceptualizar la historia que quiero contar, gracias a la composición. Me gusta mucho buscar que progresión de acordes me suenan a un domingo por la tarde con lluvia, que melodía me recuerda al villano principal de una película de terror, es cuando la creatividad fluye pero buscar enfocarla y controlarla siempre es un reto.
“Otra oportunidad” es tu más reciente lanzamiento, ¡cuéntanos todo al respecto!
“Otra oportunidad” surge como una visión mejor digerida del sonido y los géneros que me gustan. He experimentado con muchos estilos porque disfruto mucho de cada uno, con ellos entiendo que lo que más me gusta de la música son los ritmos interesantes, los samples, guitarras comprimidas y también las distorsionadas, así como jugar entre lo electrónico de sintetizadores y lo folklórico de la salsa y guitarras acústicas. Fue así que encontré una gran forma de desahogar estas ideas en el trip hop. Esta canción fue una expresión de mi siguiente etapa buscando hacer música instrumental, totalmente producida por mí, sin tener que depender de alguna persona en la voz que vaya guiando. He tenido la fortuna de colaborar con grandes vocalistas como Tavo Nic Caza y Nesva Aryas que además de ser artistas buenísimos son grandes amigos míos. Sin embargo a veces la parte de cuadrar nuestras colaboraciones ha sido un poco caótica debido a la diferencia de tiempos. Aún tengo música sin estrenar que tiene como protagonista a sus voces.
Pero al ser una persona que disfruta el constante movimiento, “Otra Oportunidad” llegó a ser ese parteaguas entre lo instrumental y lo comercial. Una propuesta musical interesante sin que abuse de lo rebuscado y que sobre todo, sea capaz de transmitir con esa pasión que tanto me gusta.
Comparado con tus anteriores lanzamientos, ¿qué hace diferente a “otra oportunidad”?
La experimentación en esta rola es definitivamente menos disruptiva. En todas mis piezas (salvo el cover que hicimos de Manėskin), siempre hay esa connotación de ser un mash up entre diversos géneros. Pero en “Otra Oportunidad” tenemos un sonido más homogéneo, más lineal que propone texturas y atmósferas sin cambiar precisamente de estilo. También por primera vez pude incorporar samples que me parecen un recurso súper creativo. Definitivamente pienso en “Otra Oportunidad” como esta canción que me permite madurar un poco con mi sonido y que me permite sentar las bases del género que quiero designar como principal en mi proyecto, pensando únicamente enriquecerlo con arreglos de otros estilos pero sin hacer un mash up.
¿Qué podemos esperar en un futuro de Art G?
¡Qué gran pregunta!
Considero que se puede esperar una propuesta musicalmente interesante, rítmica y que pueda ser reproducida tanto en estaciones de radio como en la intimidad de tu hogar al hacer otra actividad que necesite ser musicalizada. Me gusta componer música propositiva desde el aspecto teórico, pero que tampoco sea necesario ser un conocedor del tema para conectar con ella. Estoy en constante mejora de mi producción para que cada vez los sonidos estén mejor colocados. Me empeño en ser un artista que pueda figurar en los estándares de la música popular y llegar a acercarme más a nuevas audiencias, acortando la distancia mediante cada nuevo lanzamiento.