Agroecología, agricultura sintrópica o permacultura: hacia una regeneración del tejido ecosocial
Alimentarse es una de las funciones más esenciales de cualquier ser vivo; es lo que nos da y sostiene la vida. Sin embargo, la forma en que producimos y consumimos nuestros alimentos hoy en día está profundamente desconectada de la naturaleza y alineada a un sistema capitalista que, paradójicamente, degrada la misma tierra de la que dependemos.
La agricultura, que en su origen representaba un puente sagrado entre el ser humano y la Tierra, se ha convertido en una industria que agota los suelos, contamina el agua y amenaza la biodiversidad. Maquinaria pesada derivada de la Segunda Guerra Mundial, fertilizantes sintéticos y pesticidas tóxicos han transformado los campos en fábricas de alimentos que despojan la vida. Suelos fértiles han sido explotados hasta quedar erosionados, infértiles y finalmente abandonados.
Bill Mollison es conocido como el fundador de la permacultura.
No necesitamos más pruebas que el planeta mismo: crisis climática, desertificación, escasez de agua y un sistema alimentario que, además de destruir ecosistemas, desperdicia toneladas de comida mientras millones de personas padecen hambre. Rachel Carson lo advirtió en Primavera Silenciosa:
"La contaminación química, al invadir la tierra, el agua y el aire, cambia la propia naturaleza del mundo y la vida en él."
Es urgente replantearnos cómo nos alimentamos. Necesitamos una transformación que no solo regenere la Tierra, sino también nuestra relación con ella. Un cambio de paradigma en el que el acto de producir y consumir alimentos sea un acto de sanación, no de degradación.
Alternativas para regenerar la Tierra
Afortunadamente, hay prácticas que demuestran que otro modelo es posible. Alternativas como la agroecología, la permacultura y la agricultura sintrópica han surgido como soluciones viables para restaurar la fertilidad de los suelos y garantizar la soberanía alimentaria sin comprometer el equilibrio de los ecosistemas.
Agroecología: Es un enfoque agrícola basado en los principios ecológicos y el respeto por la biodiversidad. Más que una técnica, es un movimiento social que busca transformar la manera en que producimos alimentos, promoviendo prácticas sustentables y equitativas.
Permacultura: Un sistema de diseño que se basa en observar la naturaleza y trabajar con ella, en lugar de en su contra. Sus principios incluyen el cuidado de la Tierra, el cuidado de las personas y la distribución justa.
Agricultura Sintrópica: Un modelo innovador que combina la producción agrícola con la restauración de ecosistemas. Este método, se basa en la regeneración del suelo a través de sistemas agroforestales diversificados, donde cultivos, árboles y microorganismos coexisten en armonía.
En Oaxaca, la acción por estas prácticas es notoria, y diversos proyectos demuestran que es posible producir alimentos sin destruir la naturaleza. Actualmente, me encuentro investigando de estos espacios, con la intención de seguir aprendiendo, intercambiando conocimientos y documentando para demostrar que un mundo mejor es posible.
Recorrido de bosque comestible en Barbarenas, Puerto Escondido, Oaxaca.
Ejemplos inspiradores en Oaxaca
Hasta ahora, en mi recorrido por el Valle Central de Oaxaca, he encontrado espacios que están impulsando esta transformación:
🌱 Villa Agroecológica Tierra del Sol: Un centro de agricultura regenerativa que promueve una cultura de respeto a la vida en estrecha cooperación con la naturaleza. Aquí se enseña y practica la autosuficiencia alimentaria mediante sistemas agroecológicos y permaculturales.
🌾 Terreno Familiar: Un espacio donde una familia comparte conocimientos sobre alimentación responsable, vida sustentable y arte, promoviendo una conexión profunda con la Tierra.
Instagram Terreno Familiar🥑 Así Nama: Un proyecto que explora la relación entre los sentidos, la alimentación y la consciencia, ofreciendo alimentos cultivados bajo principios agroecológicos que nutren tanto el cuerpo como el alma.
🍉 Mercado Agroecológico y Cultural El Pochote: Un estacionamiento convertido en mercado en el centro de la ciudad, donde productores locales de la sierra, los valles y la costa oaxaqueña se reúnen para compartir alimentos cultivados de manera agroecológica, fomentando el consumo consciente y el comercio justo.
Vista desde el huerto de Así Nama en San Agustín Etla, Oaxaca
Estos son solo algunos ejemplos en Valle Central de Oaxaca de iniciativas que buscan reconciliarnos con la Tierra a través de una alimentación regenerativa. La idea es seguir explorando, aprendiendo y compartiendo más de estos espacios, porque cada uno de ellos demuestra que es posible habitar un mundo más justo y sostenible.
Más allá de la producción: recuperar el tejido ecosocial
Este cambio de paradigma no solo se trata de regenerar suelos y producir alimentos saludables. También implica una transformación social y cultural. Recuperar el tejido ecosocial significa devolverle a la alimentación su verdadero valor: un acto comunitario, un vínculo con el entorno y un compromiso con la vida presente y futura.
La economía circular, los mercados agroecológicos y las redes de consumo local son clave en este proceso. En lugar de depender de cadenas industriales que explotan la Tierra y a los campesinos, estos modelos promueven relaciones más justas y resilientes, donde los productores y consumidores trabajan juntos para sostener ecosistemas saludables.
Estacionamiento convertido en mercado agroecológico y cultural en centro histórico de Oaxaca.
Una invitación a la regeneración
El futuro de nuestra alimentación no está escrito. Podemos seguir por el camino de la explotación, la erosión y la crisis ambiental, o podemos elegir un modelo basado en la regeneración, la biodiversidad y la sostenibilidad.
La agroecología, permacultura o la agricultura sintrópica nos muestran que es posible producir alimentos de manera armoniosa con la naturaleza. Lo que necesitamos ahora es más personas dispuestas a ser parte de este cambio.
La pregunta es: ¿cómo puedes tú empezar a regenerar la Tierra desde tu plato?
Sopa de hongos comestibles que cosechamos en el patio de una familia en San Sebastían Río Hondo, Oaxaca.