El formato de álbum es parte esencial de la historia de la música. Lleno de mundos fantásticos conectados a través de melodías y letras, pero… los tiempos han cambiado y el concepto de álbum cada vez parece más cerca del pasado que del presente.
Breve historia del álbum
Ya hemos hablado hace tiempo de la historia de la grabación musical y formatos de distribución. Precisamente la invención de la grabación hizo posible el nacimiento del álbum ( nombre dado por la analogía a lo álbumes de fotos), pero fue hasta la llegada del LP (longplay) que se logró compilar más de un tema en un solo disco.
Impacto artístico
Definitivamente con la invención de un formato capaz de capturar más de 20 min ininterrumpidos, las posibilidades se hicieron amplias. Eventualmente los artistas usaron el formato para contar historias condensadas a través de un recorrido musical.
El famoso trompetista de jazz Miles Davis explora a través de su álbum “kind of blue” conceptos sobre música “modal”, en donde cada tema se conecta mediante ese hilo de experimentación.
La banda británica Pink Floyd explora a través de su álbum “dark side of the moon” temas filosóficos de la existencia humana.
Álbumes y “álbumes”
Entre mediados de siglo y el final del milenio pasado, estaba claro que no todos los álbumes tenían una trama tan elaborada, algunas veces solo compilaban canciones que no necesariamente estaban conectadas, pero ya eran parte de una práctica común en los artistas, probablemente con dos o tres hits y un buen o mal relleno. Seguían existiendo álbumes dispuestos a contar grandes historias a través de grandes melodías, pero al menos en el mainstream parecía que algo estaba cambiando.
Cambio de paradigma
La llegada de la era digital trajo consigo una ola de cambios al entorno musical, todavía hace dos décadas era normal el consumo de formatos físicos, al menos como adquisición emocional, porque a la par se daba la revolución de la música portátil. Aunque ya existían plataformas de música, no había un estándar ni un consumo constante. Eventualmente y como por arte de magia, toda la música estaba ya disponible en la nube, no solo superando el tema de la portabilidad, este hecho hizo posible conocer música que ni en nuestros mejores sueños podíamos adivinar conocer, ¿pero qué tiene que ver esto con el álbum?
La muerte del interés
No es que el álbum muriera de repente y no es que esté muerto realmente: Resulta que la industria cambio (para mal). Con el acelerado crecimiento de las redes sociales y la manera en la que el público consume contenidos, parecía que había una indisposición por la atención, razón por la cual muchos artistas, sobre todo los nuevos que aún no tenían un publico cautivo, optasen por adoptar el “single” como estándar. Y no estamos diciendo que ya nadie quiere lanzar álbumes, el hecho es que ahora resulta un riesgo, el artista promedio se pregunta si la gente está dispuesta a escuchar un álbum de larga duración, se pregunta si tiene tiempo, se pregunta si es un esfuerzo que vale la pena en un momento donde todo sufre la consecuencia de lo pasajero.
La música como experiencia
Siguiendo la tónica del articulo que realice sobre “la música como objeto de consumo” es evidente que muchos de los cambios que suceden en la industria rara vez obedecen la buena voluntad, sin embargo es importante no moldearse solo a esas tendencias, por supuesto que se deben hacer decisiones inteligentes a la hora de decidir sobre nuestra carrera musical, pero ¿por qué decidimos lo que decidimos? La música no es solo un single o un álbum, es una filosofía y nuestra manera de vida. Entonces no temamos por llevar la contraria, lo importante es saber lo que queremos con nuestra música.