Imagen Tomada de la red
Imagen tomada de la Red
Las guardias con mi amiga Claudia eran fenomenales, entre los desamores, el ayuno, los pacientes, los pendientes y mil cosas que resolver pasabamos las horas cantando, riendo, bobeando, había días que su mamá nos llevaba a la guardia tamales y pan con atole de fresa calientito, otras, mi mamá nos ponía lonche a las dos y así íbamos por la vida de guardia en guardia.
Cierta noche, que digo noche, más bien madrugada, rotando por urgencias teníamos la misión de llevar a un paciente a la sala de rayos x, el paciente estaba grave, y lo más rápido que pudimos lo subimos, el paciente cayó en paro en la sala de rayos x y entonces corrimos por un carrito rojo como el que se ilustra al principio de este relato por que el de la sala de rayos x no estaba debidamente equipado, corrimos cerca de 20 metros para conseguir un carrito rojo equipado, literalmente lo robamos del piso de cirugía y enfermeras salieron corriendo detrás nuestro, íbamos tan veloces, tan rápidas que sentí que no podía controlar el impulso y entonces grité a clau: Más lento y ella entendió más rápido lo que fue a llevar que nos estrellamos contra una puerta de cristal, derrumbando el carrito rojo con todo su contenido y nosotros directo al suelo, detrás nuestro venían corriendo nuestros superiores que gritaron que paso? y mi compañera solo respondió: Ay Elisa! ya tiraste todo retirándose rápidamente para sacar del paro al paciente, quien así lo hizo.