Y me veo ahí en el cementerio, frente a la tumba de mis ancestros,
En días pasados había pensado visitarles, traerles flores, pero ahora de repente aquí estoy,
Frente a donde deberían estar sus tumbas, pero no lo están,
Hay otros nombres, el par de tumbas que nos corresponden han desaparecido,
Me siento frustrada, llena de caos, detengo a un jardinero le pregunto sobre las tumbas
Y me contesta tranquilamente que han hecho mantenimiento, que seguro luego tomarán el orden que les corresponde.
Me siento tranquila pero incrédula, sorprendida cuando de repente de las tumbas se asoman unas bolsas, al jalarlas descubro mis viejos libros, mis antiguos albúmenes de fotografías, todos los que perdí por azares del destino y que pensé que no volvería a ver, me siento feliz y le comento a mi madre, la dueña de la tumba que los creí perdidos a lo que ella me contesta:
- Pues tu viniste y los guardaste aquí.
Me sorprendo y me alegro y entonces subo por una escalera siguiendo a un empleado del cementerio, tratando de ver que más encuentro y llegamos al anfiteatro, mi hermano me sigue y yo me detengo en seco pues frente a mi están las planchas, con sus cadáveres en formol, yo estoy acostumbrada por la escuela de medicina, pero mi hermano no, así que me detengo y pienso en evitarle el disgusto de presenciar aquello y cuando volteo a buscarle; despierto.
El mundo de los sueños es tan surreal