¿Cuántas veces hemos escuchado acerca del plagio en el arte? Parece un tema recurrente y mal visto, no solo desde la legalidad, tomemos en cuenta que lo más importante para un artista debería ser “crear”, ¿pero que pasa cuando en vez de hacer nacer algo nuevo “robamos” la tarea del otro?
¿Qué es el plagio?
Según la RAE plagiar significa:
”Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.”
Dicho lo anterior queda claro a que nos referimos cuando hablamos de plagio, sin embargo, hablando de un contexto musical y creativo, la pregunta es: ¿cómo sabemos si algo es plagio o no? Resulta confuso si consideramos que nuestro sistema musical solo tiene de doce notas, debido a esto es fácil encontrar similitudes en diferentes piezas. Entonces, ¿cuáles son esos valores que indican que estamos ante una copia?
“Para determinar si existe plagio entre dos canciones, se utilizan varios criterios como la similitud en las melodías, letras, arreglos o elementos instrumentales, el tiempo en el que las dos canciones se crearon, el contexto en el que se utiliza la canción y la semejanza en letra.También se pueden utilizar herramientas de análisis de audio para comparar dos canciones y determinar similitudes en tono, melodía, ritmo y armonía. Aunque existan similitudes entre dos canciones, no necesariamente significa que una haya sido copiada de la otra.”
Citado del sitio web de Pablo Maza
Entendemos que a partir de distintos parámetros podemos medir la similitud entre dos temas, pero si hablamos del “plagio” como algo nuevo, no estamos descubriendo el hilo negro.
Una historia que se repite
Si nos vamos al pasado, podemos apreciar ejemplos de lo que hoy en día podría considerarse como plagio, solo que… eran tiempos diferentes, no había como tal una industria y la música era más un privilegio que algo cotidiano.
En está obra de Mozart podemos escuchar a partir del segundo 0:56 un motivo casi idéntico al famoso “himno a la alegría” de Beethoven
¿Podríamos acusar de plagio a Beethoven?, ¿o hay algo del proceso creativo que estamos pasando por alto? La realidad es que podemos citar varios casos de la época y posteriores a los grandes compositores, donde encontraremos referencias constantes entre ellos, ¿pero por qué no existía esa “cultura del plagio”? Quiero decir, no veíamos acusaciones constantes o reyertas legales, incluso podíamos ver que abiertamente se reconocía la influencia, como en el caso de la pieza de Federico Mompou “Variations sur un thème de Chopin”.
¿Influencia o “plagio”?
La historia de la música (y del arte) está construida precisamente sobre una influencia constante, en la búsqueda de la innovación a través de lo que nos han dejado los que estuvieron antes que nosotros. Quizá la palabra “copiar” puede tener un tinte negativo, pero es un hecho que es el “pan de cada día” cuando se trata de aprender. Ya sea de manera consciente o inconsciente nuestro aprendizaje se da a través de la imitación y la repetición. Todos estamos siempre siendo influenciados por diversos estímulos, a través de esos impulsos decidimos crear algo similar o diferente, tratamos de trascender nuestra propia influencia. Pero plagiar es tomar lo del otro y hacer como que pertenece a nosotros, e incluso dentro de ese discurso, podemos llegar a verlo como un verdadero recurso creativo en ciertos contextos.
La belleza del “sampling”
Llamamos “sampling” o “sampleo” a tomar un fragmento de alguna canción o sonido ya existente y hacerlo formar parte de una nueva pieza. Con el crecimiento de los recursos tecnológicos y la accesibilidad de los mismos, la técnica se popularizo y se volvió común. La historia nos remonta a mediados del siglo pasado cuando empezaron a surgir dispositivos que permitían trabajar con sonidos pregrabados. No fue hasta finales de 1970 que se podría hablar del sample como lo conocemos, gracias a instrumentos como el Fairlight CMI (Computer Musical Instrument.
¿Pero samplear equivale a plagiar? Imaginemos el hecho: alguien compone algo, de pronto otra persona lanza un nuevo tema que incluye un fragmento directamente extraído de la pieza original, ¿ya se imaginan el drama, no? ¿Pero no es verdad que siempre que algo cambia el paradigma resulta siendo polémico? Hoy es una practica que forma parte ya de la cultura musical, y podemos hablar de muchos samples maravillosos como aquellos provenientes del genio de “Daft Punk” o “J Dilla”.
El tema de Vanilla Ice, “Ice Ice baby” es uno de los más conocidos samples al usar la linea de bajo inicial de “Under Pressure” de Queen.
El mundo de las ideas…
Hoy es común encontrarnos con casos de plagio, el hecho es: ¿qué tan valido es realmente? Quiero decir, existiendo casos absurdos donde se toma por plagio una “progresión de acordes” o pequeños fragmentos de una melodía. ¿Es eso un paso atrás de la libertad musical?, ¿acaso es un tema meramente económico? Claro que hablamos de la industria mainstream donde se mueven millones de dolares. ¿Qué pasaría si todos pudieran “plagiar libremente”?, porque podemos ser dueños de una canción, pero… ¿quién es el dueño de la música, de las ideas?