Queridos lectores, me presento, soy Cristina Palapa, psicóloga y artista apasionada de la creatividad. Me siento muy honrada de participar en la columna, en mis artículos abordaré el estudio de la creatividad artística por medio de entrevistas a varios artistas de diferentes disciplinas, además de compartir algunos datos interesantes de la psicología de la creatividad.



Como introducción considero indispensable comenzar por abordar el término “creatividad” para poder comprender su relación con el arte.
¿Qué es la creatividad?
De acuerdo con Sternberg y Lubart (1996), al inicio se entendía como un proceso espiritual o una intervención divina; posteriormente, algunos filósofos como Platón señalaron la relación entre la imaginación y las artes. Desde la psicología y bajo un enfoque científico, se abordó como una expresión del inconsciente, como características de personalidad, como un proceso cognitivo e incluso se desarrollaron instrumentos psicométricos para medirla.
Considerando que hay múltiples perspectivas teóricas al respecto, es evidente que no existe un significado exacto de la creatividad, sin embargo, a partir del estudio de ésta desde diferentes enfoques y autores, se puede definir como una capacidad existente en todos los seres humanos para transformar o aportar ideas/productos nuevos, diferentes y con valor social.
“La creatividad es un factor fundamental en la vida del ser humano, ya que le permite diferenciarse, sobresalir y generar valor.” Corujo, Borges & Rodríguez (2016).
¿Qué es la creatividad artística?
Antes que nada, es importante romper el mito de que la creatividad es sinónimo de arte, ya que esta se expresa de muchas maneras y en todas las áreas del quehacer humano, sin embargo, no se puede negar la relación que tienen una con la otra.
Por otra parte, el arte es tan complejo de definir como la creatividad, pero si partimos de la premisa de que el arte es una expresión intencional de nuestra percepción del mundo por medio de diferentes medios o disciplinas que nos permiten transformar nuestro pensar y sentir en un producto artístico de valor, podemos entender que forzosamente implica creatividad.
Y así como surge el dilema de a qué se le puede considerar arte y a qué no, por otra parte, respecto a la creatividad nos cuestionamos qué es valioso y qué no, en pocas palabras, otra característica que comparten en común ambos términos es la subjetividad.
Es decir, cualquier obra puede ser o no considerada arte según el valor que le aporte a las personas; es por ello que las grandes “obras maestras”, independientemente de la técnica del artista, son consideradas así por la popularidad y validación del público, que a veces va variando con el tiempo.
Lo anterior a veces resulta en una barrera creativa, ya que hay el mito de que la creatividad es sinónimo de obras grandiosas y si los artistas no llegan a un ideal, no son creativos. Pero, si bien la validación social importa ya que la creatividad tiene una dimensión cultural, ¿es lo que más importa?, ¿dónde queda la intención y sensibilidad del artista?, ¿qué tanto nuestros propios ideales están condicionados por lo que los demás esperarían de nosotros?
“Todos podemos ser creativos. No todos podremos entrar en la historia a causa de nuestra creatividad, pero todos podemos gozar de vidas personales llenas de creatividad. Sentirse creativo aporta placer, ayuda a mejorar la calidad de vida y es un camino muy válido para buscar la felicidad personal.” (Lonec Guilera, 2011)
Para concluir, me atrevo a decir desde mi experiencia, que la creación artística es un desafío constante lleno de incertidumbre, al no saber con exactitud el valor que se le dará a nuestro trabajo y aún así hacerlo por el placer de llevarlo a cabo, con la esperanza de aportar algo a los demás. Tampoco podemos esperar que todas nuestras obras tengan la misma valoración personal o social, porque cada una es diferente.
Justo esto último me parece lo más importante, por ello, no deberíamos aferrarnos a una expectativa de lo que va a generar nuestro trabajo artístico, mucho menos dejar que la retribución económica (que también importa) defina la valía de nuestra expresión artística, porque hay muchas formas de aportar valor social, como conmover a los demás, hacerle sentir a alguien que es comprendido, inspirarnos a nosotros mismos o a otros para futuras producciones, entre otros.
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Referencias:
Corujo Quesada, R. M., Borges Gutiérrez, H. A. & Rodríguez Izquierdo, N. J. (2016). La creatividad artística. Fundamentos teóricos y psicológicos desde lo pedagógico. Revista Integra Educativa, 9(1), 123-137.
Guilera Agüera, L. (2011). Anatomía de la creatividad. FUNDIT
Sternberg, J. & Lubart, T. (julio, 1996). Investing in creativity. American Psychologist, 51(7), 677-688.