Cronos de Guillermo del Toro: La Obra de Culto que Redefinió el Horror
Cine | Exposición

En 1993, el mundo del cine vio nacer a un director que, con los años, se convertiría en uno de los cineastas mexicanos más emblemáticos de su generación: Guillermo del Toro. Su ópera prima, Cronos, no solo demostró su habilidad para el horror y la fantasía, sino que estableció desde el inicio su estilo único, uno que combina una inquietante belleza visual con la exploración de temas humanos profundos. Cronos reimagina el mito del vampiro a través de un oscuro cuento de avaricia, inmortalidad y sacrificio.
Una premisa oscura y original
Cronos nos presenta a Jesús Gris (interpretado por Federico Luppi), un anticuario de edad avanzada que encuentra un artefacto en una estatua. Este objeto, el “Cronos”, es un dispositivo en forma de insecto que otorga inmortalidad a quien lo posee, aunque a cambio despierta una incontrolable sed de sangre. Conforme el artefacto toma posesión de Jesús, este se encuentra atrapado entre su deseo de vivir y el horror de perder su humanidad. La situación se complica cuando Dieter de la Guardia (Claudio Brook), un industrial obsesionado con la inmortalidad, y su sobrino Angel (Ron Perlman), descubren la existencia del Cronos y están dispuestos a todo para obtenerlo.
Guillermo del Toro utiliza esta historia como vehículo para reflexionar sobre la ambición, el miedo a la muerte y la fragilidad de la vida. A través de un tono melancólico, Cronos examina lo que estamos dispuestos a sacrificar por la eterna juventud y la inevitabilidad de la decadencia.
La estética de lo oscuro
La película destaca por una atmósfera visual rica en detalles y simbolismo. Del Toro crea un mundo gótico, con guiños a la literatura clásica de horror y una conexión profunda con la cultura mexicana. El diseño del Cronos es una obra maestra en sí misma: un artefacto de aspecto arácnido, mezcla de máquina y organismo, que se convierte en el símbolo de la perversión de la naturaleza. Este diseño anticipa la fascinación de del Toro por los monstruos como reflejo de las sombras del alma humana.
Cada escena está impregnada de una estética oscura y opresiva, donde los tonos rojizos y dorados reflejan la dualidad entre vida y muerte. La fotografía enfatiza la lucha interna de Jesús, quien trata de aferrarse a su humanidad mientras su cuerpo y mente se transforman.
La humanidad detrás del horror
Cronos va más allá de ser una simple película de horror, porque se enfoca en la humanidad de sus personajes. A diferencia de los villanos convencionales que persiguen la inmortalidad sin escrúpulos, Jesús Gris representa a alguien que se ve atrapado en una situación que no busca, sino que lo consume. La relación con su nieta Aurora es el ancla emocional de la historia, un recordatorio constante de lo que está en juego.
Dieter y Angel de la Guardia, por su parte, encarnan la obsesión por la inmortalidad llevada al extremo. En ellos, la inmortalidad no es una bendición, sino una maldición que los transforma en caricaturas de lo humano. Son personajes dispuestos a abandonar cualquier rastro de empatía en pos de obtener lo que desean, ilustrando cómo la ambición desmedida lleva a una forma de monstruosidad aún más perturbadora.
El legado de Cronos
Cronos fue un éxito de crítica y le valió a del Toro reconocimiento internacional, ganando el premio de la Semana de la Crítica en Cannes y varios premios Ariel. Con el tiempo, la película ha adquirido el estatus de obra de culto, reconocida no solo por su enfoque único en el horror, sino por su habilidad para abordar temas universales a través de una historia tan humana como fantástica.
La obra de Guillermo del Toro sigue explorando estas mismas temáticas: en El espinazo del diablo, El laberinto del fauno y La forma del agua, del Toro continúa desdibujando la línea entre lo monstruoso y lo humano, recordándonos que los verdaderos monstruos muchas veces habitan en nuestras propias obsesiones y miedos.
En conclusión, Cronos es una pieza clave no solo en la filmografía de Guillermo del Toro, sino en el cine mexicano y de horror en general. Más allá de una historia sobre vampiros, es una reflexión poética sobre la mortalidad y la pérdida. Con esta obra, del Toro nos invita a mirar lo oscuro y cuestionarnos hasta qué punto somos capaces de perder nuestra humanidad en la búsqueda de lo imposible.







