Año con año cada 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, esto con el objetivo de ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo y movilizarlo eficazmente para construir un medio ambiente saludable y sostenible, hacer frente al cambio climático y proteger la tierra para futuras generaciones, sin embargo, es cada vez mas evidente la devastación ecológica que enfrenta la tierra y que como sociedad sufrimos las consecuencias que cada día son mas impactantes afectando todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos.
Toda actividad humana que realizamos tiene un impacto ambiental negativo, es algo que no se puede evitar pero si reducir. Somos creadores de nuestro propio destino, somos quienes hemos estado destruyendo la tierra a través del tiempo sin considerar que al no protegerla, solo nos estamos autodestruyendo. Nuestra visión antropogénica ha sido la encargada de desconectarnos de nuestras raíces, de considerarnos las dueñas y dueños de todo lo que nos rodea, de creernos superiores a toda clase de vida que habita este planeta, y es por esto que muchas personas nos cuestionamos: ¿aún estamos a tiempo de hacer algo para evitar la devastación ambiental que nos espera?
Nuestro actual modelo de desarrollo ocasiona graves consecuencias medioambientales ya que degrada la capacidad finita que tiene la tierra de sustentar el bienestar humano, es decir, la rapidez con la que como sociedad demandamos servicios ambientales va cada día en aumento ocasionando que la tierra no tenga el tiempo necesario para regenerarse naturalmente. Dependemos críticamente de los recursos naturales, aunado a esto, los avances económicos, tecnológicos y sociales han ocasionado una reducción en la capacidad de la tierra para sustentar el bienestar humano actual y futuro, en otras palabras, en lugar de avanzar hacia el desarrollo sostenible estamos retrocediendo.
Por diferentes medios de comunicación vemos noticias que nos hablan sobre este futuro que pensamos es lejano, sin embargo, es nuestro presente. Un ejemplo de esto es la escasez de agua que varios estados de México han estado sufriendo continuamente, situación que hace 10 años no era tan notoria como ahora.
Como parte de la concientización en este tema, un grupo de profesionistas y activistas lanzaron el Climate Clock en septiembre de 2020, un reloj que cuenta regresivamente la ventana de tiempo crítica para alcanzar cero emisiones para así lograr una transición fundamental de nuestro sistema de desarrollo para evitar que la temperatura aumente y así detener el calentamiento global y las catástrofes climáticas. Este reloj marca 7 años con 93 días como el tiempo que aún tenemos para actuar y prevenir las graves consecuencias medioambientales que serán catastróficas hasta provocar la extinción de toda forma de vida (Climate Clock).
Otro acontecimiento que ha surgido actualmente es el movimiento Scientist Rebellion, movimiento en el cual un gran número de científicos de todo el mundo han salido a las calles para exigir mayores acciones para frenar el calentamiento global, ya que quienes se encargan de la toma de decisiones no están considerando la crisis climática suficientemente en serio.
“Como científicos, hemos intentado escribir informes y dar presentaciones sobre la crisis climática y ecológica a quienes están en el poder. Ahora debemos tener la humildad de aceptar que estos intentos no han funcionado. Ahora es el momento de que tomemos medidas, para que mostremos cuán en serio tomamos nuestras advertencias.”
Todas y todos somos agentes de cambio, con funciones individuales, complementarias y encadenadas para lograr una transición con efectos inmediatos y a largo plazo a favor de nuestro bienestar socioambiental. Los gobiernos son los encargados de ponen en marcha las políticas y la legislación que transforman la sociedad y el desarrollo para que de esta manera también se transforme el sector privado, las instituciones financieras, las organizaciones laborales, los órganos científicos y educativos y los medios de comunicación, así como los hogares y los grupos de la sociedad civil, para poner en marcha las acciones necesarias para disminuir nuestros impactos ambientales y transitar hacia un verdadero desarrollo sostenible. Las políticas, las buenas prácticas y las tecnologías apropiadas para limitar el cambio climático, la degradación de los ecosistemas y la contaminación pueden reducir considerablemente los riesgos para la salud humana a los que nos enfrentamos en la actualidad.
Desde 1970 la inquietud por la protección del medio ambiente ha estado presente en la sociedad, hoy después de 52 años es cuando nos cuestionamos si realmente nos importa y existen las acciones necesarias para mitigar la degradación ambiental. Aún estamos a tiempo de actuar, sin embargo cada día que dejamos pasar es critico.
Es necesario proteger la tierra para así alcanzar un futuro sostenible y fomentar un desarrollo humano con sistemas económicos y financieros sostenibles, alimentos saludables y nutritivos, agua limpia, vida saludable, asentamientos seguros, reciclaje de recursos, gestión de productos químicos, protección y uso sostenible de la tierra, etc.
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