Puede nuestro cerebro juzgar a una persona en segundos?
Como te vez.. te tratan?
Puede nuestro cerebro juzgar a una persona en segundos?
Por: Yael Hervert
Todos hemos escuchado alguna vez eso de que «Como te ven, te tratan». Hay quien piensa incluso que ese primer juicio es tan decisivo que a veces algunas personas no nos dan una nueva oportunidad para modificarlo. Pero, ¿cómo y por qué nuestro cerebro juzga a una persona en segundos? ¿Qué factores influyen en ese proceso? ¿Qué consecuencias tiene para nuestras relaciones sociales? ¿Podemos mejorar nuestra capacidad de leer las emociones de los demás y de expresar las nuestras?
Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo, basándonos en los últimos hallazgos científicos sobre el tema.
El papel de la amígdala
La responsable de nuestra capacidad de evaluar rápidamente a una persona es la amígdala, una región cerebral situada en el lóbulo temporal que forma parte del sistema límbico, el encargado de regular las emociones, la memoria y el aprendizaje. La amígdala se activa cuando vemos un rostro nuevo y, en unos pocos milisegundos, decide si esa persona es digna de confianza o no, antes incluso de que seamos capaces de captar de manera consciente sus rasgos faciales1.
Un estudio realizado por el departamento de Psicología de Nueva York y publicado en el Journal of Neuroscience demostró que la amígdala reacciona más rápido y con más intensidad ante los rostros que percibe como poco fiables o amenazantes, que ante los que considera amigables o neutrales1. Esto se debe a que la amígdala está conectada con otras áreas cerebrales que procesan la información visual y auditiva, y que le envían señales sobre las características físicas y vocales de la persona que tenemos enfrente. Así, la amígdala puede elaborar un juicio rápido y automático, basado en la experiencia previa y en los estereotipos sociales, que nos ayuda a adaptarnos al entorno y a protegernos de posibles peligros.
Los factores que influyen en la primera impresión
Pero, ¿qué es lo que hace que nuestro cerebro juzgue a una persona como confiable o no? Según los expertos, hay varios factores que influyen en la primera impresión, tanto del emisor como del receptor del mensaje. Algunos de estos factores son:
Las expresiones faciales: son el principal canal de comunicación no verbal y transmiten información sobre el estado emocional, la personalidad y las intenciones de una persona. Según un estudio realizado por la Universidad de Princeton y publicado en Psychological Science, las personas tendemos a confiar más en aquellos que tienen una expresión facial feliz, abierta y sonriente, que en los que tienen una expresión facial enfadada, cerrada o fruncida2.
La voz: es otro elemento clave para transmitir emociones e impresiones. Según un estudio realizado por la Universidad McGill y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, las personas tendemos a confiar más en aquellos que tienen una voz clara, fluida y armoniosa, que en los que tienen una voz ronca, tartamudeante o disonante3.
El aspecto físico: también influye en la percepción que tenemos de los demás, ya que refleja aspectos como la edad, el género, la etnia, la salud o el estatus social. Según un estudio realizado por la Universidad de Aberdeen y publicado en Perception, las personas tendemos a confiar más en aquellos que tienen un aspecto físico atractivo, simétrico y saludable, que en los que tienen un aspecto físico poco atractivo, asimétrico o enfermizo4.
El contexto: también modula nuestra forma de interpretar las señales no verbales de los demás. Según un estudio realizado por la Universidad de California y publicado en Journal of Personality and Social Psychology, las personas tendemos a confiar más en aquellos que se comportan de manera coherente con el contexto social, cultural o situacional en el que se encuentran, que en los que se comportan de manera incongruente o inapropiada5.
Las consecuencias de la primera impresión
La primera impresión que nos causan los demás tiene un impacto significativo en nuestras relaciones sociales, ya que condiciona nuestra forma de interactuar con ellos, de cooperar o competir, de simpatizar o rechazar, de confiar o desconfiar. Según un estudio realizado por la Universidad de Harvard y publicado en Journal of Experimental Social Psychology, las personas tendemos a mantener y reforzar la primera impresión que nos hemos formado de alguien, incluso cuando recibimos información contradictoria o más completa sobre esa persona6. Esto se debe a que nuestro cerebro tiende a buscar evidencias que confirmen nuestra opinión inicial y a ignorar o minimizar las que la desafíen, lo que se conoce como sesgo de confirmación.
La primera impresión también tiene un efecto en el rendimiento y el éxito de las personas, ya que influye en las expectativas y las oportunidades que reciben de los demás. Según un estudio realizado por la Universidad de Toronto y publicado en Journal of Applied Psychology, las personas tendemos a evaluar más positivamente y a dar más beneficios a aquellos que nos causan una buena primera impresión, que a los que nos causan una mala primera impresión7. Esto se debe a que nuestro cerebro tiende a asociar las cualidades positivas o negativas que percibimos en alguien con otras áreas de su vida, lo que se conoce como efecto halo.
Conclusiones
En conclusión, podemos decir que nuestro cerebro juzga a una persona en segundos, basándose en la activación de la amígdala y en la interpretación de las señales no verbales que emite esa persona. Este proceso tiene ventajas adaptativas, pero también limitaciones cognitivas, ya que puede llevarnos a formarnos una opinión sesgada, incompleta o errónea de los demás. Por eso, es importante ser conscientes de los factores que influyen en la primera impresión y de las consecuencias que tiene para nuestras relaciones sociales. Así, podremos mejorar nuestra capacidad de leer las emociones de los demás y de expresar las nuestras, y podremos dar una segunda oportunidad a aquellos que nos han causado una mala primera impresión.