No creo que todo esté bien,
te veo y tienes la apariencia dulce,
pero hay algo que me dice que no eres tú,
como si actuaras, así siento.
Te abrazo pero no te siento,
te vuelvo a abrazar como buscando en ti,
como deseando que vuelvas,
pero no te encuentro.
Platicas, sonríes , pero no eres,
me evado,
no me gusta pensarlo,
pero es verdad, no sé dónde estás.
Fuimos a cenar,
mientras comías busqué tu mirada,
un segundo,
sólo un segundo bastó para ver dentro de tus pupilas otro par de pupilas,
una mirada profunda, hueca, siniestra,
se sintió observado, descubierto,
cambiaste la mirada inmediatamente,
y aunque todos digan que ya todo está bien,
yo sé que no eres tú.
Texto escrito después de un año del exorcismo a un ser amado.
Quienes hemos vivido esa sensación, de pronto se nos erizó la piel con su escrito, el echo de descubrir que alguien más habita la piel de la persona que algún día nos amó, que alguien más llena lo profundo de las pupilas que algun día se dilataban y brillaban por nosotros ahora no lo hacen más, y ese sentimiento que nos paralizó el cora por un segundo descubrirlo.
Palabras con fondo, dulzura y profundidad.