Por las calles de Nueva York suena de fondo “Do you remember the 21st night of September?”, a voz e instrumentos de Earth, Wind & Fire, mientras un perro y un robot bailan entre un tumulto de animales antropomorfos que aprecian el espectáculo, sin esperar que posterior a ese idílico momento se vendría una tragedia de amor y amistad.
Quizá este sea un resumen brevísimo del inicio de la película Robot Dreams (2023), dirigida por Pablo Berger. El largometraje cuenta la historia de Dog, un perro antropomorfo (como la mayoría de los personajes que concurren en la historia) que construye un robot para pasar tiempo y tener un amigo que pueda acompañarle en su cotidiano.
Anticipando el spoiler, Dog y Robot van a la playa a pasar el día, el error del perro fue el no considerar que el agua podría deteriorar el metal del cual estaba fabricado el hombre metálico. Robot quedó paralizado y oxidado, los intentos de su amigo por moverlo y llevarlo a casa fueron infructuosos, sólo quedó esperar una ayuda que jamás llegaría.
Vemos a lo largo de la película las fantasías que tiene el amigo metálico sobre el regreso de su camarada, cada una de ellas desmoronadas ante la avasalladora realidad. Mientras que por otro costado, Dog, parecía tener una bifurcación del deseo, una donde pretendía volver por Robot y otra donde entablaba nuevas formas de amistad con otras personas.
Robot termina en un deshuesadero recogido por un Mapache que lo rearmaría para convertirse en su nuevo mejor amigo. Por tal motivo, Dog al volver a la playa sólo encuentra las memorias olfativas que tenía de su antiguo amigo, rindiéndose en su búsqueda y posteriormente consiguiendo otro amigo robótico.
Con esta reseña no pretendemos juzgar al personaje de Dog, como alguien dispuesto a traicionar y cambiar su amistad sustituyéndola por la figura de alguien más. La historia nos muestra las peripecias de un amor que parece hacerse imposible a cada cuadro.
Sin embargo, esas peripecias hacen que Dog y Robot nunca lleguen a conocerse del todo, sólo viven de un amor signado por un imaginario dispuesto por las cosas que desean uno del otro. Ilusión que no viven en sus nuevas relaciones, con quienes parecen convivir un tiempo mucho más prologado.
No es coincidencia que el soundtrack del filme ponga al centro la canción “September” de Earth, Wind & Fire, la canción comienza preguntando a un interlocutor si puede recordar un evento sucedido en una fecha en concreto, es decir, volver a un momento del pasado, un momento de idilio y puro goce; al igual que Dog y Robot, su deseo está fascinado por la novedad y el placer que ello representa.
Cuando estos dos encuentran nuevos compañeros de vida, llegan a tumbar la ilusión de la expectativa y consiguen ver la diferencia y la otredad en sus amigos. Parece que estos les salvan de una condición de abandono, para Massimo Recalcati el deseo amoroso tiene la faculta de:
[…] sustraer la vida humana a su absoluto abandono. Es un intento de realizar mi existencia a través del Otro como legitimada para existir, haciendo posible un segundo nacimiento, trayendo a la vida al amado y al mundo al mismo tiempo, de nuevo, una vez más; haciendo sentir al amado «esperado», «elegido», «llamado», «insustituible» (2015, p. 54).
Mapache y el nuevo Robot dan sentido a la vida de Dog y el hombre mecánico, dando casi de forma literal una segunda vida a estos, haciéndolos sentir amados. Esto hasta que ocurre un breve y lejano encuentro entre Robot que, ve desde la distancia a Dog con su nueva amistad caminando por la calle.
Parece que Robot fantasea con la idea de abordarlo y recuperar aquello que supuestamente había perdido, decimos supuestamente porque en realidad nunca estuvo consigo más allá del orden de lo imaginario. Empero, cuando termina su fantasía vuelve a sus recuerdos con Mapache y parece encontrar en lo cotidiano la novedad en “lo otro” y en “el otro”.
Es la fidelidad de la promesa que introduce un fragmento de eternidad en el discurrir del tiempo, transformando el azar en destino, la contingencia en necesidad (Recalcati, 2015, p. 59).
Finalmente, Robot se abstiene de entablar un encuentro nuevamente y parece guardar cierta fidelidad a su relación con el Mapache, pues en el ve que el encuentro de amor no sólo quedó en lo contingente, se convirtió en un elemento de su deseo, en una justificación de su existencia, en una necesidad.
No hablamos de una renuncia, no es un sacrificio, sino el reconocimiento de tal fidelidad como parte del deseo, de no reducir al otro a un ideal porque su totalidad lo excede y eso es lo que ama y quiere dentro de la promesa de un “para siempre”.
Referencias
Berger, P. (2023). Robot Dreams. Lokiz Films.
Recalcati, M. (2015). Ya no es como antes. Elogio del perdón en una vida amorosa. Barcelona, España: Anagrama.
Referencias de imágenes
yenyengoMovie [@yenyengomovie]. (28 de febrero del 2024). Movie🎥院線電影 再見機器人(2024) Robot Dreams 🤖92/100 [Fotografía]. Instagram. https://www.instagram.com/p/C34cTQMvlqB/?img_index=1